Todos, en un momento u otro, hemos dicho o hemos oído decir: "me duele la cicatriz de aquella operación... o la rodilla que me fastidié hace cinco años... o aquel hueso que me rompí con la bicicleta..."
Yo, por ejemplo, siempre he dicho que soy "un barómetro con patas."
Cuando tiene que cambiar el tiempo, cuando va a pasar de buen tiempo a lluvia, y sobretodo, cuando en verano tras una mañana radiante, estalla una de estas fuertes tormentas de verano con mucho aparato eléctrico, hay veces que me siento fatal. Me suele doler una rodilla que me lastimé en un accidente, y me siento con malestar general por todo el cuerpo, incluso llego a sentir una acusada sensación de fiebre. A veces me da la sensación de que estoy pillando una gripe o algo parecido. Pero este malestar dura poco. En cuanto estalla la tormenta o empieza a llover, ya empiezo a sentirme mejor, y en pocos minutos me siento perfectamente.
Y siempre me he preguntado: ¿Habrá algún fundamento científico que avale mi convicción de que sí, que en efecto los cambios de tiempo afectan al organismo?
Empecé a investigar al respecto y... Mi sorpresa fue enorme al descubrir que sí, que había varios estudios que confirmaban esta relación entre un cambio de tiempo y el malestar físico, e incluso psíquico.
El doctor Javier López del Val es jefe del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y ha realizado algunos estudios al respecto.
El primero giró en torno al "barrunto", que literalmente significa "presentir, notar", y hace referencia a estas pequeñas sensaciones o molestias físicas que sienten algunas personas ante un cambio de tiempo.
A través de este estudio se pudo constatar que en el aire, en la atmósfera, hay una serie de iones positivos y negativos que se llaman "Sferic". A los que tienen carga negativa se les atribuye un efecto protector y a los de carga positiva, un efecto negativo. Estos iones van a la velocidad de la luz, y preceden en 24 ó hasta 72 horas a la llegada de uno de estos frentes asociados a las borrascas. Por eso cuando va a llegar un frente a Galicia, muchos gallegos notarán el barrunto un día o dos antes de su venida.
-También las mujeres parecen ser más meteorosensibles - interviene Antonio Bulbena, catedrático de Psiquiatría y director del Instituto de Atención Psiquiátrica, Salud Mental y Toxicomanías del hospital del Mar de Barcelona - seguramente porque, en tiempos prehistóricos, el instinto maternal permitía adelantarse a los cambios de tiempo, y así podían trasladar a la família, desde los peligrosos lechos de los ríos hasta zonas más elevadas antes de que llegase la tormenta.
También los animales presienten los cambios de tiempo, tal vez incluso con más fuerza que los humanos, tal y como pudo verse el el Tsunamii asiático de 2004, en el que lo presintieron y la mayoría de las especies se salvaron.
Como curiosidad comentaros que, cuando la maquilladora de Tomás Molina, el jefe de la sección de Meteorología de TV3, le comenta que le duelen los huesos y que posiblemente va a llover, él la escucha con gran atención, pues casi siempre acierta sus pronósticos.
Esta situación es frecuente en personas que sufren migraña, tienen cicatrices, se han fracturado en algún momento de su vida un hueso, padecen problemas vasculares, reuma o insomnio. De este modo, cada vez que se altera alguna variable atmosférica, el cuerpo intenta compensarla y adaptarse.
Volviendo a la maquilladora de Tomàs Molina, esta mujer forma parte del 30% de la población que es meteorosensible, es decir, que es una de las muchas personas capaz de presentir que un hermoso día puede acabar, en cuestión de horas, en una repentina tormenta, ya sea por un repentino dolor en un hueso o una articulación ya dañados, una cicatriz...
Lo que nosotros llamamos cambio de tiempo o mal tiempo, són los efectos de los cambios de presión barométrica, en términos más técnicos "baja presión".
El profesor Robert Jamison explica que hay una evidente relación entre las bajas presiones y el dolor de las articulaciones.
Esto es del todo cierto, ya que la gente suele notar en sus huesos un cambio de tiempo aunque todavía no haya ocurrido. Según este profesor, parece ser que puede producirse una dilatación de las membranas de las articulaciones. Esto causaría un aumento en la presión de los fluidos lubrificantes, más resistencia al movimiento y una ligera inflamación que sería la causante del dolor.
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